jueves, 17 de abril de 2014

Toque de queda a la melancolía

Yo te amo, como amo la última Luna que te vio partir. Te amo como el amanecer que nos vio distantes.

Te amo, como amo tomar chocolate caliente luego de bailar bajo la lluvia. Te amo, como amo imaginar que podrías escuchar, de mis labios rotos, estas palabras sinceras.

Te amo. Amo levantarme y pensar en ti, amo imaginar tus labios en mi frente, tus ojos claros buscándome por todos lados. Amo no tener nada que hacer, para recostarme un rato y pensar en ti. Amo tener frío e imaginar que podrías calentarme. Amo soñar contigo,… y odio despertar sin ti.

Y te veo, volar entre tus cielos tan finitos y grisáceos. Te veo flotar entre tormentas que te descontrolan el alma y tiemblo, temo por ti, lloro por ti y tú tan lejos de mí.

Y te extraño, porque ya no tengo el calor de tus caderas ni el vaivén de nuestras bocas. Verte anonadado por tus propios infiernos, y sacarte de ellos con mi sonrisa. Eso lo extraño.

Te amo tanto, te pienso tanto, te extraño tanto. A ti, mi desconocido, el muchacho de alma perturbada y pecados culposos. A ti, mi desconocido perfecto. A ti, el que piensa que lo odio. El que tiene miedo de mí, cuando yo dejé de temerme a mí misma por ti.

Y aquí estoy, amándote, lidiando con tus miedos y los míos. ¿Y si me atrevo a traerte a mí? ¿Y si te digo que esto es para ti? ¿Te atreverías a quererme otra vez, mi desconocido?

¿Y si te susurro un “te amo”, un “te extraño”, un “te pienso”? ¿Y si dejo de esconder mis emociones tras una falda de flores que oculta cuánto te anhelo dentro de ella? Te invitaría a romperla, a quitármela, a desnudarme de mis miedos. Pero aquí me ves, renunciando al rechazo, al quizás más pesado de nuestra historia incompleta. Vistiendo un corazón roto que piensa, que extraña, que ama…


Un corazón que busca esconderte entre las fisuras más profundas de la Luna que te vio partir.

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