lunes, 8 de junio de 2015

Una nueva marioneta: la estilista

Desde hace mucho estuve considerando la posibilidad de incluir más temáticas al blog, aparte de la escritura visceral. Al principio, la idea intimidaba un poco por el poco interés que mis lectores podrían mostrar ante esta nueva propuesta. Pero con algo de tiempo y seguridad en mí misma, decidí darle una oportunidad.

La idea principal del blog era hacer una fiel representación de mis visceralidades, que no sólo se resumen en lo que escribo. También tengo otras pasiones en las que dejo un poco de mi corazón y mi esencia. Con el tiempo, el blog se convirtió en un cúmulo de entradas sobre lo que quisiera escribir.

Y ahora que he tomado el valor para enderezar la columna vertebral de este pequeño rinconcito de la web, ¡les presento mi primer post sobre estilismo!

Antes de mostrarles un outfit, quiero darles una idea de lo que voy a plantear en este tipo de posts: no hago esto con la finalidad de ser una fashion blogger ni un ícono de la moda. Vengo a enseñarles que su estilo puede ser una posibilidad de confianza y diversión. Sin necesidad de tener prendas acordes a la temporada o al patrón favorito del año, les muestro una de mis facetas favoritas: la Analy que se muere por una cita con su novio o una salida con amigos para volverse loca en su closet y salir de su casa con una sonrisa en el rostro, porque lo que tiene puesto es el empaque perfecto de quién es ella en realidad. (Creo que no me desligo un poco de mi lírica, je, je, je...)

Sin más preámbulos: ¡el primer look en el blog!


La manguera le da un toque francés a las fotografías, ¿eh?

Ignorando un poco el entorno, este es uno de mis outfits favoritos: fue el primer paso que di para expandir mi libertad al vestirme. A veces pensamos que alguna blusa no quedará bien con algún short, o que la falda no se verá del todo bien en tu cuerpo. Tenemos muchas inseguridades al momento de vestirnos por todos los arquetipos que nos han forzado a aceptar: no muestres piernas feas, no muestres los cauchitos, disimula tu cutis graso. Tenemos una enorme presión social por lucir bien para los demás y terminamos adornando nuestra cara con un ceño fruncido porque el espejo no nos muestra a un/una supermodelo.

No terminamos de aceptar que no se trata de complacer a los demás ni vestir como los demás dicen que está bien. Puedo usar un vestido con un par de tenis e ir así a un parque con mis amigos, o dar una exposición importante con un jean roto. Todo se trata de divertirse y atrevernos. Que si estás muy delgada, que si estás gorda, que tu busto es pequeño o demasiado grande, que por ser negra no puedes usar equis color de pintalabios... ¿Saben qué? ¡Al diablo con eso! No necesitamos prejuicios, necesitamos confianza. Y es eso lo que obtuve al comenzar a hacerle caso a mis antojos.

Es un ciclo constante: entre más confíes en lo que quieres vestir, más creativa serás y entre más creativa seas, más confiarás en ti.

Aparte, no puedo sentir vergüenza si alguna vez decido salir así a la calle. Nunca había visto un cosplay de camarera con tanto estilo. Y ese vestido negro en particular es muy versátil: lo he usado con tenis, con tacón alto, tacón bajo, con zapatillas, con sandalias... Soy muy dada a sacarle el jugo a mis vestidos y es que mi regla para con los vestidos es: si no tiene pedrería, ¡sirve para todo!

Espero que les haya gustado este post. Esta mañana habilité la opción de comentar bajo anonimato, así que si deseas opinar algo y no tienes cuenta en Blogger, ¡no importa! Envíalo con confianza.

Les mando un abrazo y recuerden: si confían, crean y si crean, confían. Y no sólo se aplica a sus estilos...

Au revoir! 

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